Yo no se si Steve Jobs era un genio de la informática pero lo que es seguro es que era un mago de la ilusión, un mesias para muchos, que supo como convertir la tecnologia en una forma de ver la vida. Steve Jobs no era el consejero delegado de Apple, era el alma de Apple, una persona que hizo que los usuarios de sus productos pasasen a ser miembros activos de la corporación, embajadores y defensores de una marca que se come el mundo a bocados.
El Sr Jobs, al margen de opiniones personales, encarna lo que debe ser un líder, su carácter humilde e impregnado de los valores de la marca lo hacia ser Apple en todas sus manifestaciones. Un historial de imagen de marca casi perfecto, solo manchado, en mi opinión, por un exceso de pleitos en los últimos dos años, que minaron ese punto gamberro y simpático de Apple.
A partir de ahora vamos a ver, necesariamente, un proceso de transformación de una marca que ahora mismo está huérfana. Apple puede optar por una despersonalización, no volver a dejar que nadie sea Apple; por descontando la marca tiene fuerza por si mismo para esto y para más. O por el contrario veremos como poco a poco asoma la cabeza un nuevo guía.
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